Semillas de lino
Consideradas como un “superalimento”, son muchos los nutricionistas que recomiendan incorporar las semillas de lino en nuestra dieta, ya que tienen múltiples beneficios para nuestra salud pues son ricas en fibra, antioxidantes y omega 3 de origen vegetal.
Estudios recientes afirman que las semillas de lino pueden ayudar a reducir la diabetes, el cáncer y enfermedades relacionadas con el corazón.
¿Qué son las semillas de lino?
Proceden de una planta milenaria llamada “Linum usitatissimum”. El origen lo encontramos en Oriente Próximo hace unos 10.000 años y desde hace más de 4.000 años, los egipcios no solo empezaron a utilizar su fibra para confeccionar ropa y producir cuerdas, sino también para obtener aceites para utilizarlos con fines medicinales.
Actualmente, podemos encontrar dos variedades aptas para el consumo:
- Las semillas de lino dorado y marrón-rojizo.
- Las semillas de lino dorado gozan de menos cantidad de grasas y calorías y, por otro lado, una mayor concentración de proteínas en comparación con las semillas de lino marrón-rojizo.
Las semillas no deben consumirse crudas si presentan un color oscuro, ya que esto significa que las han cosechado mucho tiempo después de lo que corresponde.
¿Para qué se usan las semillas de lino?
El mejor aliado para el corazón Gracias a su alto contenido en Omega 3, tienen un efecto antiinflamatorio que favorece a mantener los vasos sanguíneos en buen estado, evitan la acumulación del colesterol y triglicéridos previniendo la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Efecto antiinflamatorio
La linaza reduce la inflamación, por lo que se aconseja en aquellas personas con enfermedades autoinmunes, como la artritis, psoriasis y lupus.
También sirve para aliviar el dolor en enfermedades articulares o menstruales en el caso de las mujeres.
Regulador hormonal y efecto preventivo de cáncer
Los lignanos ayudan a regular el sistema hormonal produciendo un efecto preventivo de cánceres como el de mama y el de próstata.
Su efecto anticancerígeno también es debido porque son polifenoles antioxidantes, lo que significa que protegen el material genético de los ataques de los radicales libres.
Cantidad recomendada
Los nutricionistas aconsejan ingerir entre 10 y 15 gramos, que representan unas dos cucharadas soperas. Las puedes incorporar en las ensaladas, cremas, yogures o hidratándolas en agua o leche.