Cómo evitar el flujo vaginal

El flujo vaginal es un elemento más del sistema reproductivo femenino, pero a veces experimenta cambios que pueden hacer pensar que la mujer tiene algún trastorno de salud. Conocer exactamente en qué consiste, cuáles son sus síntomas y qué podemos hacer para mantenerlo en buen estado en todo momento.

¿Qué es el flujo vaginal?

Se trata de un líquido producido por las glándulas de la vagina y del cuello uterino, que se expulsa cada día. Ayuda a mantener la vagina limpia de células viejas y, por lo tanto, sana.
Es completamente natural tener un flujo vaginal claro y sin mal olor, aunque su apariencia cambia durante el ciclo menstrual.

Cambios a tener en cuenta

Además de los cambios habituales provocados por la ovulación, el embarazo o la excitación sexual, las mujeres debemos prestar atención a cuando el flujo tiene una apariencia diferente
o cambia de olor.

Si a estas alteraciones le sumamos irritación y picor en la zona de la vagina podemos estar ante un problema de vaginitis.

Igualmente, hay que tener en cuenta las posibles infecciones vaginales, patologías que cambian las características del flujo y, además, tienen asociados otros síntomas. La lista incluye un flujo muy blanco, hinchazón y molestias entorno a la vulva, picazón y dolor al tener relaciones sexuales.

Desequilibrios en el flujo

A parte de las posibles infecciones, también es importante que aprendamos a prevenir posibles desequilibrios en el flujo provocados por nuestra salud o por hábitos de nuestra rutina diaria.

La diabetes puede ser una causa de estos cambios, por lo que es importante que la mantengamos controlada para evitar problemas en la zona genital femenina. Igualmente, los antibióticos pueden tener este tipo de efectos, por lo que es importante que prestemos atención a posibles alteraciones mientras los estamos tomando.

Igualmente, ciertos productos de higiene femenina (desodorantes y jabones) y las duchas vaginales pueden hacer que el flujo vaginal cambie, al provocar infecciones.

Hay que tener en cuenta que las duchas vaginales no son necesarias para mantener el cuerpo limpio. Para acabar con los olores íntimos basta con aplicar agua y jabón suave en la zona de la vulva. Por contra, las duchas vaginales pueden desequilibrar la flora microbiótica de la vagina e , incluso, diseminar la infección al útero.

Evitar el flujo vaginal

Evidentemente, no podemos prevenir la existencia del flujo vaginal como parte de nuestra fisiología, pero sí que podemos tomar algunas medidas para evitar el desarrollo de flujo vaginal anormal.

Usar ropa interior de algodón permite que el área genital transpire y, por lo tanto, reduce el riesgo de infecciones por hongos. Igualmente, los pantalones y otras prendas excesivamente ajustados pueden provocar este tipo de problemas.

Igualmente, es importante valorar que algunas mujeres tienen una mala reacción al contacto con los los geles espermicidas, condones y diafragmas, que les pueden provocar irritaciones. Si esto sucede, es mejor optar por otros métodos anticonceptivos antes que correr el riesgo de alguna infección.

En cuanto a la higiene íntima, es importante bañarse diariamente y poner especial atención al secado del área genital. Es mejor evitar, asimismo, jacuzzis, duchas vaginales, desodorantes y otros productos no naturales que puedan entrar en contacto con la zona.

Si seguimos estos consejos, reduciremos las posibilidades de sufrir irritaciones e infecciones que puedan acabar reflejándose en alteraciones del flujo vaginal como uno de sus principales síntomas. En caso de que detectemos alguna anomalía en su aspecto u olor, es importante que consultemos con el ginecólogo para que pueda hacer un diagnóstico profesional de qué patología ha causado estos cambios. De esta manera, prescribirá el tratamiento adecuado para reducir el riesgo de infecciones recurrentes.